miércoles, 8 de agosto de 2012

Aires de fiesta, por Juan Turmo


Aroma a albahaca en el ambiente. La gente se echa a la calle para apuntillar los últimos preparativos. Las camisetas multicolores dan vida a la ciudad que está al umbral de el evento más esperado del año. En casa la ropa blanca preparada, las pañoletas verdes colgando del tendedor y las horas de sueño preparadas para dar la vuelta a la costumbre.
La fiesta ya se respira por todos lados. La televisión ultima sus lugares de grabación, la radio se prepara para emitir por toda la comarca y los periódicos ya han hecho correr ríos de tinta con la llegada de está semana tan importante en el corazón de los oscenses. Las peñas echan fuego en sus casetas apuntandose los socios nuevos de última hora que se acumulan en colas enormes en los porches.
San Lorenzo. Mártir cristiano y patrón de la ciudad que lo vio nacer. Este año y como todos los años volverá a pasear por las calles de la ciudad haciendo llorar a sus emocionados ciudadanos, los danzantes volverán a bailar frente a la basílica del santo la mañana del 10 de agosto, mairalesas, peñas, corridas de toros, los míticos chiringuitos, las carreras de burros al punto mañana y las sueltas de vaquillas antes del almuerzo.
9 de agosto. 12:00 de la mañana. Del balcón central del ayuntamiento de la ciudad sale un cohete que al estallar da comienzo a 7 días de desenfreno, fiesta y felicidad. Cientos de gargantas gritan eufóricas mientras el vino vuela por la plaza manchando ese blanco en púrpura y rasgando las húmedas camisetas de los jóvenes congregados en la plaza de la catedral. La banda de música empieza a tocar la “Danza de las Espadas”, himno de San Lorenzo por excelencia. Huevos voladores, sombreros hechos de corteza de sandía y sacos de harina que revientan en las cabezas de los allí presentes. Los bomberos usan sus mangueras para remojar a los peñistas que juegan con enormes balones hinchables. La fiesta ha empezado.
Música en las calles, los niños echando petardos, globos enormes que vuelan hacia la estratosfera, las ferias, los conciertos y las lágrimas de San Lorenzo que caen todos los años del cielo en forma de estrellas fugaces.
Hasta dentro de 7 amaneceres. ¡Viva la fiesta! ¡Viva Huesca! ¡¡VIVA SAN LORENZO!!