sábado, 17 de diciembre de 2011

Otro punto de vista, por Ana Ordás

 
     Ha pasado un año, y ni si quiera me queda en el recuerdo que se cumple un año el 16, y no el 22, el 26 o el 14, ha pasado un año y tengo miedo de ir a su misa, de ver una reunión familiar en una iglesia donde abundan las sonrisas, la alegría del reencuentro y la obligación o el compromiso que corresponde dicho acto, de ser la única con ojos sonrosados y, por ello, etiquetada de sensible, tengo miedo de ir a ver tan solo una actuación protocolaria donde parece rutinaria la asistencia, al igual que en las misas para tía, con la diferencia de las condiciones y el tiempo, una murió "fuera de tiempo" y para la otra, sin embargo, "era preciso, estaba sufriendo, no conocía, era muy mayor y, no hubiera querido verse en esa situación", en una residencia día y noche con siete hijos a los que las circunstancias de la vida no les permiten tenerla en casa y, parece, tras mucho repetirlo, que es normal, que la sociedad se cimente en una estructura tal que nos lleve a asumirlo, como si realmente fuera así, que nuestra economía o nivel de vida nos impida hacerlo, como si necesariamente la vida fuera eso, como si el orden de nuestras preferencias viniera dado por la sociedad. Y no me cansaré de pensar y de gritar en mi cabeza que la vida no es así, que todo esto es una mentira que nos hacen creer y nosotros como humanos errantes que somos caemos una y otra vez en ella.
     Y yo, en tantos años aprendí mucho, aprendí a querer de una manera distinta, a querer ir a la residencia, aprendí a querer formar parte de ella, quise formar parte de una vida que para muchos ya no lo era, que carecía de importancia, que para muchos se reducía a la fuerza de la naturaleza que mantenía su cuerpo con vida, discrepo por completo, pues todos vivimos, de menos muchas veces, pero nunca de más, de mi yaya aprendí mucho, la paciencia de darle la cena en la boca, cuando aun sobraban dedos en mis manos para llenarlos con años, el amor que desprenden las personas mayores, la necesidad que tienen de nosotros y lo poco que les damos porque ya nunca volverán a ayudarnos, y, para ello, nos respaldamos en frases incoherentes, cuyo autor ya no vive más que en ellas: " no nos conoce", "para verla así la recuerdo como antes" o, "es muy mayor, ya no se entera".
     Y pese a las veces que mis ganas de verla y de estimularla con pequeñas cosas fueran, cuanto menos, atípicas, nadie se hace una idea de lo que me ayudo a mí, a su manera, pero me dio un punto de vida distinto, donde el amor es muy fácil darlo, donde un paso hacia delante, aunque este precedido de cincuenta hacia detrás, vale la pena vivirlo, porque no se si me conoció en algún momento, pero lo que tengo claro es que, nunca tuvo sensación de frialdad, distanciamiento o abandono, que mis besos eran sinceros y mis caricias reales, que hice lo que tenía que hacer, que siempre me quedarán las ganas de haberla conocido cuando no sufrió de demencia pero que ese pequeño mundo paralelo, donde lo pequeño era grande, y donde la infancia y la inocencia asomaban cada vez con más frecuencia en unos ojos marcados por el tiempo fue un periodo de enseñanzas que siempre me acompañaran como un valioso amuleto.
    Dejemos de creer tanto en lo que nos dicen que creamos y comencemos a busca nuestras propias verdades, porque cosas como estas son las que nos hacen más fuertes, más humanos, humildes y empáticos.
Gracias por esto yaya, por mostrarme esta cara de la vida, esta cara del amor, te quiero.



lunes, 12 de diciembre de 2011

Búsqueda, por Juan Turmo


La amistad. Ese sentimiento o idea que hace reinar a muchos, subyuga a otros y provoca tantos quebraderos de cabeza a mucha gente. Esa parte de la sociedad que nadie sabe hasta que punto existe o es una leyenda urbana que se lanzó para promover la verdad y las relaciones entre individuos. Según a quien se lo preguntes, la amistad tiene acepciones diferentes.
Cuando eres un niño pequeño todo el mundo es tu amigo excepto la maestra del colegio, los compañeritos de clase, los vecinos del 5º, la cajera del supermercado, los ancianitos que se sientan en el banco de enfrente de tu portal todas las mañanas llueva, nieve o truene y el perro que te encuentras una vez en el parque además de todos los niños de tu edad que pasan por tu vida.
Los niños son unos seres dulces e inocentes, que siempre están dispuestos a entablar una conversación amistosa con cualquiera, sea hombre, mujer, perro, joven o anciano. Pero allí se queda todo, en la inocencia de un saludo y una sonrisa.
Conforme vas creciendo el concepto de amigo cambia y ya no son los niños con los que juegas en el patio de recreo, sino los niños con los que te vas a jugar, das un paseo después de clase y haces el mico todo lo que puedes y más.
Te vas haciendo mayor y todos esos amigos que has ido teniendo van desapareciendo, se difuminan en un mar de obligaciones que os separan o de puñaladas que o bien te hacen o bien tu eres el infractor.
La edad enseña cosas que solo la experiencia puede dar como el hecho de saber reconocer quien merece tu amor, tu cariño, tu comprensión y tu tiempo. Aprendes a reconocer a los capullos a la legua, vas perdiendo contacto con los últimos que creías tus amigos más sinceros, aquellos a los que les contabas todo y les escuchabas cuando te necesitaban.
Tantos secretos bien guardados caerán en el olvido porque el contacto va desapareciendo. Primero es una semana que os separáis y a uno de los dos o a los dos se les olvida que han quedado para verse a la vuelta o no llama a saber que tal va todo, un mensaje por Internet, nada. Luego esa semana se convierte en un mes, después la distancia se va haciendo más grande y al final de todo solo hay uno, tal vez dos.
Una persona a la que quieres, una persona a la que necesitas porque llena un importante lugar en ti, sin el o ella te sientes incompleto, no consigues equilibrar esa balanza que por un lado te pide amor y por el otro sincera y pura amistad. Una persona que te de abrazos cuando tu amor te falte, que te escuche cuando lo necesites y que esté siempre allí. Una persona a la que tus hijos llamarán orgullosos “Tío”.
Esa es la verdadera naturaleza de la amistad, la verdadera búsqueda del ser humano y no es tarea fácil, pero el premio merece la pena.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Palabras, por Ana Ordás


Deseosas por salir se agolpan en la garganta, muriendo por ser escuchadas sin llegar a entender que su efímera gloria no dejará constancia, creen ser ellas las elegidas, las primeras con capacidad de explicarse, niegan pertenecer a una mentira, crearse desde la maldad, tener un sentido superfluo o ser la palabra escupida que tanto duele, negando su única forma de frenar a la muerte, el olvido, las palabras adecuadas son las que se pierden para siempre, las grandes olvidadas, se dicen desde el corazón y se escuchan sin reparar en ellas, y como si fuera común encontrarlas las guiamos al olvido.
Quizás es la ineficacia de las palabras lo que me lleva a buscarles sentido escribiéndolas, quizás es una forma de recordar a las que deben ser recordadas, de salvarlas del olvido obligándolas a permanecer en algún papel remoto y en la memoria de cada curioso que decida leerlo, o quizás de sepultar bajo tinta las que no sean dignas de formar parte del puzzle, las que rompan la poesía del texto o las que no dejen ver la magia, o quizás tan sólo sea una forma de jugar con ellas de forma privada, agruparlas desvelando inquietudes, o de llorar con ellas para luego leerlas en voz alta y comprobar como su argumento carece de sentido y como la magia que instantes antes me sedujo ha desaparecido.
En ese momento, tras compartir mis palabras con el silencio quebrándolo en una coreografía maldita, mis manos se ciernen sobre el papel reduciéndolo a lo que parece una infinidad de trozos repletos de palabras inconclusas, el folio envenenado en tinta testigo de mis ideas desaparece, porque lo realmente difícil no es escribir, sino escribir sintiendo lo que escribes y aceptando que ese torrente de palabras te pertenece, son tuyas y, sin embargo, confías tanto en ellas que les puedes permitir volar a formar parte del mundo, en esto reside la dificultad de escribir, en confiar y mostrar tu trabajo.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La luz de una sonrisa, por Juan Turmo


Hay muchas cosas en esta vida que deprimen, enfadan o estropean el día de una manera o de otra: un examen suspenso, una mala noticia, un dolor inoportuno, una puñalada trapera…
Si nos pasa esto hay dos maneras de superarlo. Una, la más horrible, tragártelo todo hasta que caiga en el olvido. Dos, soltarlo, hacer caso omiso, intentar seguir adelante admitiéndolo, aceptándolo y no dejando que te afecte.
Decirlo es fácil, hacerlo no tanto.
Superar adversidades es algo que nos toca hacer a todos alguna vez y, trabajando, estudiando o viviendo con alguien, suele pasar a menudo. En algunos momentos caen unos, otros, todos a la vez, ninguno; nunca sabes cuando te va a tocar realmente.
Es entonces cuando viene bien que te sonrían, es entonces cuando apetece un abrazo, es entonces cuando necesitas que te escuchen, es entonces cuando un beso en la mejilla sabe a gloria. Entonces y solo entonces estás preparado para seguir adelante.
Si tienes un mal día levanta la cabeza y si no lo tienes, regala abrazos que no te cuesta nada.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Oscuridad, por Juan Turmo


Mi mundo está en penumbra. Las nubes ocultan la cara feliz de la vida mientras la ciudad se agranda a cada minuto que pasa haciéndome más y más pequeñito. Gotas de lluvia que caen como cuchillos y palabras que parten corazones con la fuerza del rayo de la muerte.
No puedo dejar que se sepa. Una falsa sonrisa se dibuja en mi cara y mi boca empieza a soltar tonterías intentando ocultar mi dolor y mi tristeza, pero es demasiado evidente. Las ojeras hasta la barbilla, la mirada perdida que clama a gritos venganza y desilusión y la melancólica pluma que recorre esta hoja de papel.
Ruidos debajo de la cama. Los monstruos del armario acechan mi sueño. ¿Dónde están las hadas que velan por mí en las noches oscuras? ¿Quién las cuida a ellas ahora que yacen convalecientes por el dolor de un alma olvidada?
Palabras mudas rodean mi vida. Una horrible pila de platos sucios que se abalanza sobre mi cada vez que entro en la cocina. Se acumulan los deseos incumplidos y los sueños abandonados y despreciados. La pasarela a la que le van quitando los tablones para que me caiga hasta que lo consiguen y ahora, colgando sobre el vacío, grito sin poder emitir ningún sonido que me pueda sacar del agujero. Caigo.
Camino descalzo por un túnel sin luz. Voy en línea recta sin saber a donde me dirijo. Una lluvia invisible ensombrece aún más el tenebroso sendero de la redención. Al fondo, muy al fondo, rayos de luz alumbran un futuro lejano ¿o no tan lejano? Sigo caminando ciego, pero oigo voces amigas que me empujan hacia delante y me lanzo hacia ellas sin saber si son reales o una simple alucinación que atormentará mi caminar por este mundo de sombras.

martes, 8 de noviembre de 2011

Creatividad al poder, por Juan Turmo


Se acercan elecciones generales. Los grupos de mentirosos que optan a gobernar el país empiezan a intentar comernos el tarro y darnos dolores de cabeza con los malditos coches que hacen sonar las sintonías y los eslóganes de los distintos partidos. Las caras cambian pero las mentiras y las discusiones son las mismas.
Ahora somos los ciudadanos los que tenemos la palabra y hay cuatro opciones: La primera por supuesto es votar al partido en el que confías para sacar adelante el país (sea cual sea), la segunda es no tener nada claro, dudar de con quién nos irá mejor o con quién no nos irá peor, la tercera opción es quedarte en casa calentito y dejar que sean los demás quienes decidan o hacer acto de presencia pero dejar una papeleta en blanco que al fin y al cabo ambas significan que te da exactamente igual y por último está el voto nulo y a ellos es a quien me dirijo en este escrito.
Hay dos formas de votar en nulo hoy en día, la original y la aburrida. Para los aburridos vale solo con votar a todos los partidos de vez o poner “cabrones” en la papeleta. Si por el contrario alguien quiere votar nulo con estilo aquí os dejo unas cuantas ideas que os pueden guiar:
1-         “El famoso”- Consiste en imprimir la imagen de un famoso y poner su nombre seguido de la frase “… for president”, algunos ejemplos que se me ocurren son Yoda, Barney Stinson, Seldom Cooper, Gollum…
2-         “El dibujito”- Es tan simple como una pintura abstracta, una caricatura, una carita enfadada o lo que se te ocurra.
3-         “La compresa” (para chicas)- Pues eso, una compresa (limpia) y para ser un poco más originales le añadimos unos versitos escritos.
4-         “El condón”- Con un papelito que ponga “Echar un polvo y dejar de amargar al mundo”.
5-         “Nieve en noviembre”- Rascas un ladrillo de poliespán y cuando lo metes en el sobre (que quede planito para que no se note) cierras rápido y verás que sorpresa cuando lo abran. Eso sí te pitarán los oídos cuando se enteren las señoras de la limpieza.
6-         “Winter Wonderland”- Coges un papel, lo doblas como te diga el video de youtube que uses para guiarte, coges unas tijeras y te dejas llevar por el instinto, verás que bonito te queda, seguro que cuando abran el sobre en el escrutinio alguien se lo lleva a casa.
7-         “El poeta anónimo” (Para aquellos que tengan buena mano con las rimas)- Escribiendo un soneto en tu voto seguro que te quedas con la simpatía de los pobres pardillos que les toca pringar todo el domingo (y que se merecen un reconocimiento) a ver pasar a miles de personas que van a echar dos sobrecitos a un recipiente de plástico.
Siete es el número mágico y creo que ya he dado suficiente pistas. Solo un consejo más, dejad volar la imaginación, sed creativos y no dejéis de sonreír por unos tíos que quieren controlar tu futuro.

lunes, 3 de octubre de 2011

Un sitio en el corazón, por Juan Turmo


Hay lugares en el mundo que pueden ser odiosos para unos y maravillosos para otros, lugares que merece la pena recordar, lugares que guardan secretos, lugares que son magia en los ojos de ciertos individuos y lugares en los que nos sentimos seguros, capaces y felices.
Es un topicazo hablar de mi sitio favorito en el mundo pero es así. Todos sabemos que existe, todos tenemos uno aunque lo intentemos ocultar. Los seres humanos tendemos a buscar un refugio donde nuestra alma se sienta más libre que nunca, nuestro cuerpo esté relajado y nuestra mente sea feliz.
Hasta hace poco no me he dado cuenta de que yo ya he encontrado mi guarida. Con el inicio del nuevo curso lejos de mi casa, de mi familia, de mis amigos, de mi amor y de mis raíces, necesito encontrarme a mi mismo de nuevo y lo único que deseo cuando dudo es sentarme en el centro de las tablas, con los cálidos focos alumbrándome, el patio de butacas vacío y la gran concha proyectando mis pensamientos hasta el infinito.
Mi instituto, un lugar que nunca imaginé que llegaría a añorar y menos tras poco mas de 3 semanas fuera de Huesca. Más concretamente el salón de actos, ese pequeño teatro al que me escabullía cuando me perdía en la inmensidad del mundo, ese lugar que me mostró el camino a seguir y que me dio valor para continuar, ese lugar donde conocí a mis verdaderos amigos y a mi novia, ese lugar donde los lazos familiares se hicieron más fuertes todavía, ese lugar que me ha robado horas y horas de los últimos dos años, ese lugar que seguirá dentro de mi corazón para toda la eternidad.
Todavía recuerdo el calor del público en la última representación, las carcajadas y los aplausos, el chute de adrenalina y el difícil reto de aguantar la risa cuando tu personaje está muerto de miedo… Momentos que nunca se borrarán de mi memoria, momentos que han hecho que mi adolescencia tuviese sentido.
Las cuatro paredes que han vivido y me han acompañado durante mi camino a la madurez, las butacas que han sido testigos de la vida que se ha forjado sobre ese escenario, la concha que no solo lanza mi voz sino que me ha lanzado hacia el futuro.
Una última representación. Un último aplauso. Una última reverencia. Un sueño que puede ser el final de una etapa y el principio de otra. La imagen de esas viejas butacas llenas a rebosar de sonrisas y caras conocidas. El olor a humedad oculto entre los perfumes de las mujeres y el aroma a maquillaje de los bastidores. La magia del teatro en todo su esplendor. No hay nada que me gustaría más que esto antes de lanzarme a una nueva aventura.
Hay cosas que duele dejarlas atrás, pero hay otras por las que merece la pena seguir adelante y ¿quién sabe si en un futuro los focos se volverán a encender conmigo entre bambalinas? Solo el tiempo lo sabe, hasta entonces… ¡Show must go on!

martes, 27 de septiembre de 2011

El misterio del sueño, por Juan Turmo


Calderón de la Barca dijo una vez que toda la vida es sueño lo cual en este caso no deja de ser irónico. Me gustaría analizar un fenómeno que desgraciadamente se da bastante a menudo en individuos que no saben cuando hacer descansar la mente, cuando cambiar el chip y dejar los pensamientos en blanco. Ese fenómeno del que hablo es el desvelo.
A quién no le ha pasado alguna vez estar muy, muy cansado, ir por la calle arrastrando los pies, pensar que no vas a llegar a casa nunca y que te vas a caer frito en cualquier esquina. Luego llegas a casa, cenas rápido, casi sin moverte, te preparas, te vas a la cama y de repente estás más despierto que cuando te has levantado esta mañana.
Esto es muy malo anímicamente porque te ves incapaz de hacer nada, empiezas a dar vueltas y más vueltas en la cama, la cabeza se te llena de pensamientos, ideas, locuras, proyectos, planes y poco a poco vas entrando en un círculo vicioso del que es muy difícil salir: A cuanto más intentas dormirte, más ideas sobre como lograrlo y menos posibilidades de alcanzar tu objetivo.
Cuando te echas a dormir sobre las 23h porque no puedes más y, a ojo, calculas que conseguiste dormir sobre las 3 de la madrigada date por fastidiado porque al día siguiente estás como si 6 luchadores de sumo te hubiesen dado la paliza de tu vida. Además de la carga física que esto supone, toda la frustración acumulada durante las tres horas durante las cuales no has hecho más que dar vueltas en la cama, tiene que salir por algún sitio.
A esto hay que añadirle que cuando te ocurre este fenómeno, el rato que logras dormir está lleno de los sueños más locos que te puedas imaginar. Te despiertas por la mañana, tiras el despertador de la mesilla y, con cara de extrañeza, piensas: “¿En serio he soñado con una fiesta de pijamas en plena Edad Media?”
Luego realmente te paras a pensar en todo lo que te dio tiempo a pensar durante esas larguísimas tres horas y media en las que estuviste tirado sin hacer nada rezando para que alguien te diera un somnífero. Te da tiempo de analizar tu vida, lo bueno, lo malo, lo que tienes que cambiar o lo que tienes que lograr que cambien los demás, las palabras con las que vas a describir una experiencia que por desgracia no hace más que repetirse y cada vez más…
El mundo de los sueños es un lugar al que solo nosotros podemos ir, solo nosotros tenemos la llave y el derecho de decidir con quien lo compartimos. El problema es que hay veces que, como pasa con todas las puertas, es posible perder las llaves y es muy difícil encontrar cerrajeros abiertos a las 3 de la mañana. Así que buenas noches a todos, esperemos.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Salto de Fe, por Juan Turmo


Los que hayáis visto “Indiana Jones y la última cruzada” recordaréis la escena en la que Indy tiene que dar un salto al vacío y creer en si mismo y en Dios para salvar a su padre que está herido de muerte, entonces, y solo entonces será lo suficientemente puro para ver la pasarela que lo llevará hasta el Santo Grial.
Supongo que estar un pelín asustado por la novedad y lo desconocido ayuda a ver esto como una metáfora del curso que está a punto de empezar.
La Universidad, ese lugar que a algunos nos ha vuelto tan locos durante el verano como a Asterix y Obelix en sus 12 pruebas la famosa Casa que enloquece, ese antro de enseñanza al que vamos a dedicar nuestro tiempo y dinero los próximos 4 años, ese centro que me ha acabado de demostrar los fallos del deficiente sistema educativo, esa pasarela que requiere un salto de fe para poder cruzarla sin tropezar en algún punto y que nos lleva directos al futuro.
No digo que todo sea malo. Puedes estudiar solo las asignaturas que te gustan, no como en el instituto que te obligan a cursar cosas que ni te vienen ni te van y solo te van a dar quebraderos de cabeza a la hora de aprobar.
Es el comienzo, cuando empiezas a trabajar como aprendiz en la fragua del futuro, un futuro que busca salir del oscuro agujero en el que se ha visto metido por culpa nuestra.
Vivimos tiempos difíciles donde todos hablan en susurros y se tapan los oídos cuando la cosa no interesa. Ahora lo veo claro, afrontando una nueva etapa de mi vida me doy cuenta de lo que hay más allá y si realmente queremos sobrevivir a ello necesitamos creer en nosotros mismos y lanzarnos desde el borde del precipicio con la esperanza de encontrar la estrecha pasarela, necesitamos un salto de fe.

Not just dance, por Loreto Herce


Todavía recuerdo mi primer día en una clase de ballet, tenía cuatro años y me encontraba a las puertas de mi clase, con el maillot y las medias rosas y agarrada a la mano de mi madre sin querer soltarla, por miedo a lo nuevo supongo. Durante los primeros años que hice ballet lo pasaba bien, era un divertimento, una actividad extraescolar incentivada por el tópico de las niñas a ballet y los niños a futbol.
Según pasaron los años y subía de nivel, me di cuenta de que el ballet era complejo, que le tenías que dedicar tiempo, ganas y esfuerzo, mucho esfuerzo. Ese fue el momento en el que el significado del ballet cambió completamente en mi vida. Dejó de ser el hobby al que iba al salir del colegio y empecé a concebirlo como algo mas. La danza es un arte, sí, un arte, que muy pocas personas conocen en profundidad, porque si no lo vives en primera persona no puedes llegar a conocerlo de lleno.
El baile es una disciplina, un modo de vida. Con el ballet no solamente bailas, sino que  muestras tus sentimientos a quien te ve bailar. Una persona que no transmite sus sentimientos bailando no puede decir que es una bailarina de verdad. Es una sensación extraña, te olvidas de todo, en ese momento no soy Loreto la chica de 17 años que va a estudiar Historia del Arte, que le gusta leer  escuchar música y salir con los amigos, en ese momento soy 206 huesos con sus 650 músculos y un alma. Y todo eso se une, se coordina y se mueve libre.
No se si me he explicado bien, ya que como he dicho me resulta muy difícil explicarlo, y todavía me resulta mas difícil cuando se que mi relación con el ballet no va a ser la misma que hasta ahora. Ha llegado el año que todas, o casi todas, tememos en mi academia, el año en el que acabas bachiller y abres una nueva etapa en tu vida, la universitaria. Esto supone por norma general salir a estudiar fuera de la ciudad, en mi caso Zaragoza, que no es un destino tan lejano como el que les ha tocado tomar a otras compañeras, pero no deja de alejarme de lo que me ha dado tanto buenos como malos momentos, mas buenos que malos, durante mas de 14 años. Para mi fue duro tener que despedirme de mis compañeras, con las que he compartido escenario y también buenos momentos fuera de el, y también despedirme de mis profesoras, a las que les debo tanto… todo lo que sé es gracias a ellas. Pero lo más duro va a ser afrontar la semana sabiendo que las diez horas que antes dedicaba a desconectar, a ser libre y a vivir algo tan importante para mi, ya no las voy a invertir en ello. Tanto mis profesoras como mis padres, e incluso algunas compañeras me han aconsejado tomarme un descanso durante lo que dure mi aventura universitaria, porque el ballet también tiene una parte de desgaste físico a la que me he visto sometida y que sé pasara factura en los años que vengan, aunque ha merecido la pena.
Con todo esto he querido dar a conocer una parte muy importante de mi, que ha marcado mi vida, o mas bien alrededor de la cual ha girado mi vida… aunque no quiero hablar en pasado, porque aunque no seguiré en mi academia y tampoco en Zaragoza mi relación con el ballet no acaba aquí, y quien sabe si, dentro de cuatro años, vuelvo a ser una más en la academia ODIL.
Por último quiero dar las gracias a mis compañeras, con las que he compartido tantos buenos momentos y que en los malos han estado a mi lado. Y sobre todo a mis dos profesoras, Mª Pilar y Cristina, que me han enseñado desde pequeñita no sólo ballet, sino valores muy importantes para la vida.

Quien Soy, por Clara Pérez

No creo en la fuerza como ley suprema, ni en el dolor como aprendizaje. No creo en los estereotipos con los que los medios de comunicación nos bombardean diariamente. No creo en el maltrato animal y por tanto tampoco en nuestra fiesta nacional. No creo que haya un infierno, ni un cielo.
¿En qué creo? En la solidaridad, en la empatía (tan difícil de encontrar en los tiempos que corren), en el amor. Creo en mí, en poder mejorar día a día, alejándome del egoísmo y las ansias de poder característicos de nuestra especie. La escritura es mi herramienta para intentar terminar en la medida de lo posible con la tremenda desinformación que, sumada a la falta de interés existente en nuestro país, es la mayor lacra.
No pretendo inculcaros unos ideales, mi objetivo es crear la duda para algunos, afianzar pilares para otros, siempre desde el respeto, pero escrito desde la firmeza de la convicción.
Me gustaría pensar que en este planeta enfermo de corrupción todas las opiniones cuentan, todas las ideas son respetadas y todas las voces escuchadas. Que este mundo no es, cuanto menos, perfecto, es algo de lo que todos nos podemos dar cuenta. Pero, ¿Realmente hacemos algo por cambiarlo? Cierto es que, individualmente, nuestro foco de acción es débil; pero hemos empezado a hacernos oír, a intentar cambiar lo inamovible y todo ello utilizando la palabra y la razón. Porque como dijo ese gran icono de los años 80, “ You may say that I'm a dreamer. But I'm not the only one"

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Juego de Niños, por Juan Turmo


Hay ciertos momentos en los que la escritura no es tarea fácil. A lo mejor tienes demasiadas cosas en la cabeza que bloquean tu capacidad de concentración o a lo mejor quieres plasmar demasiadas cosas en las mismas 35 líneas.
La búsqueda de una coherencia y un significado no debería preocupar a quien escribe con el corazón abierto y la pluma suelta, quien expresa sus propios sentimientos o pensamientos. Esa escritura consiste en dejarte llevar por las palabras, dejar que sea tu subconsciente quien dicte y cumpla las normas y no quedarte sentado delante del ordenador borrando cada frase que escribes porque no te gusta.
Cada persona tiene su manera de afrontar un artículo, un ensayo o una simple carta que se escribe a si mismo con el fin de autoevaluarse. Todo ritual o acto de concentración tiene significado o sentido para quien lo necesita. Escribir a lápiz, bolígrafo, pluma, máquina u ordenador. Un borrador y luego pasarlo a limpio. Ir leyéndolo en voz alta conforme escribes o no leer nada hasta que no se ha puesto el punto y final.
Todos tenemos el don de la palabra y todos sabemos como usarlo, solo que a lo mejor algunos les da miedo lanzarse por si no saben abrir el paracaídas.
La inspiración. Esa pequeña duendecilla traviesa que enciende y apaga a placer las bombillitas que van surgiendo en nuestra mente, que juega con nuestros pensamientos y con nuestras ideas, que quiere más a unos que a otros, quienes cada vez que les llega la bendita iluminación no saben que hacer con ella. Esa duendecillia que puede ser domada con la más simple de las soluciones: usando la imaginación para volar por un mundo que es enteramente nuestro y hacer que las palabras fluyan como si siempre hubiesen estado destinadas a estar juntas en ese trozo de papel.
Visto de este modo parece un simple juego de niños y es que eso es lo que es. ¿A quién no le gustaba cuando la profesora de primaria mandaba para casa escribir un cuento o una redacción sobre nuestros hobbies? Cierto que algunos preferían cuando nos mandaban dibujos para colorear o cuando ya en secundaria nos mandaban traer una fotografía que significara algo para nosotros.
Para algunos la frase “una imagen vale más que mil palabras” es una verdad absoluta, irrevocable, sin discusión posible, pero las verdades absolutas no existen, solo la pereza de ponerse delante de un papel a escribir. Además ¿qué sería de la imagen si no existieran las mil palabras?
Como en todo la perfección no existe. Puede que ofendas a alguien sin pretenderlo, puede que alguien no esté de acuerdo con lo que has escrito o puede que a alguien simplemente no le guste tu modo de escribir. No importa. Todo lo malo tiene su lado positivo, todo en esta vida está en equilibrio. El Yin y el yan. Habrá alguien a quien hayas solucionado un dilema mental que le carcomía por dentro, habrá alguien que te apoyará y te admirará por haber tenido el valor de escribir lo que has escrito y otra gente que simplemente le gustará como escribes, tu uso de las palabras, tu poder de convicción y tus ganas de hacerte oir.
Escribir es fácil. Solo necesitas un folio en blanco, enamorar a la dulce duendecilla de la inspiración y dejar volar tu imaginación hasta los límites que tu decidas, el resto es magia.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Fútbol, política y corrupción, por Juan Turmo


Rompo mi promesa de no hablar nunca de política porque lo de que el PSOE y el PP unan sus fuerzas por primera vez para darle la espalda a la nación con toda su jeta es como para hablar, gritar e intentar que te oigan.
Es cierto que estamos en una crisis económica sin precedentes y realmente, por mucho que algunos se empeñen, la culpa no es de un grupo cerrado. Hace años que EEUU controla las bolsas mundiales y la economía globalizada, si caían ellos caíamos todos. La única diferencia es que hubo países que pudieron levantarse y países a los que nos está costando más.
Ahora se propone un gran cambio, un cambio que supone una variación en los pilares que soportan nuestro país, una modificación de la Constitución española, una reescritura de la Carta Magna, y todo sin consultar al pueblo.
¿Porqué cambiar los presupuestos de las Comunidades Autónomas? ¿No han ido bien los últimos 30 años? Cierto que necesitamos un cambio y urgente, pero creo que los tiros no van por ahí.
Os hago una pregunta: ¿Cuál es la mayor fuente de gastos actualmente en territorio español?, ¿Alguna idea? El Fútbol.
Si, es uno de los pasatiempos favoritos de los españoles y de mitad de Europa, pero también es la mayor mafia (desgraciadamente legal) que hay ahora mismo en el mundo, una fuente de ingresos privada que se cuenta en número de dos o tres dígitos con la palabra millones detrás.
107’65. Esta es la cifra en millones de euros que han gastado el Real Madrid y el FC Barcelona este verano en fichajes (a esta cifra ya se le ha restado lo que han ganado dichos clubes con ventas de jugadores). 107 millones de euros. Un cifra que, a mi parecer y con respeto a todos los amantes de este circo, es una barbaridad lo suficientemente despreciable que repitiéndose año tras año en 10 años podría ser una ayuda para salir del atolladero.
¿Quieren reformar la Constitución? Que lo hagan pero además de preguntarle al pueblo deberían plantearse qué van a reformar.
También es cierto que la NBA está sufriendo un duro lockout con su recorte salarial pero también es verdad que los presupuestos de las franquicias americanas van desde los 28 a los 91 millones de dólares que no son ni la mitad de los presupuestos de los grandes equipos de fútbol europeos que rondan casi los 500 millones de euros.
Mi sugerencia es clara. Recortes salariales en las competiciones deportivas. Que el deporte por dinero se acabe. Que los deportistas se muevan por otras cosas como la simple diversión (con remuneraciones decentes) o el orgullo de representar a sus países en Europeos, Mundiales o Juegos Olímpicos.
Salgamos de la crisis y acabemos con la mafia. Dos pájaros de un tiro. Dos problemas menos de que preocuparnos.

sábado, 27 de agosto de 2011

Wonderful London, por Juan Turmo


El frío húmedo calaba los huesos nada más bajar del avión. La suave lluvia que caía sobre la ciudad de Londres entraba por los estrechos huecos entre la ropa. Aquella iba a ser una semana diferente.
El San Lorenzo pesaba aún en mis piernas cuando llegamos a la capital británica. Empezamos a caminar por las calles mientras el tiempo pasaba. En la ciudad solo se oía el castellano. El chico de mantenimiento andaluz, la recepcionista uruguaya… Las camas dejaban mal de espalda y la comida mucho que desear pero estábamos de vacaciones, de turismo, de relax.
El dicho reza “Donde va Vicente, va la gente” y eso es lo que hacíamos todos. Los museos llenos de turistas, largas colas en las iglesias, muchedumbres interminables junto a los monumentos y atracciones, los mercados abarrotados, música en la calle si el tiempo lo permitía, los agonizantes pasillos del metro a rebosar de turistas, trabajadores, unas personas trajeadas y otras desaliñadas, seguidores del Chelsea que vuelven de ver la primera victoria de su equipo en la Premier League…
La cantidad de españoles por metro cuadrado parecía multiplicarse día a día, incluso esos días en los que buscas rincones a los que no suela ir la gente, como el teatro, te encuentras una pareja de catalanas orgullosas de haber invertido en el espectáculo que acaban de presenciar. Largas colas de gente de las que solo es londinense uno de cada veinticinco y donde hasta otros españoles te preguntan en inglés con la esperaza de que les vayas a contestar también en inglés hasta que se llevan la sorpresa de que tu también eres una persona que huye del calor de la meseta y se refugia en las calles de la ciudad de la lluvia, una ciudad de la lluvia que carece de tejadillos y de portales en los edificios donde poder resguardarse del chaparrón.
Los altos autobuses rojos aparecen en todas las fotografías como si fuesen presencias continuas o estuviesen metidos en la cámara en lugar de estar circulando por la carretera. Los coches y su curiosa manía de ir del revés que cuando uno decide pararse para dejarte pasar tu le das las gracias al hueco del copiloto.
Por fin abres los oídos y oyes la llamada del arte que te lleva a un pequeño recinto a la orilla del Támesis en memoria del más grande dramaturgo de todos los tiempos, ese teatro donde en el siglo XVI se representaban las obras que salían de la pluma del genio Will Shakespeare y que se alza majestuoso y limpio como antaño no lo hacía en la ribera del río. Desde el mismo Globe Theatre se ve la mezcla de estilos que impera en la capital desde el puente de las torres y la Torre de Londres a los modernos rascacielos de cristal y la magnífica cúpula de San Pablo.
Recorremos los callejones en busca de buen café, tarea difícil en esta ciudad. Tiendas de danza, rugby, chiringuitos para turistas, el castillo de justicia en medio de la calle Fleet o la casa de Sherlock Holmes en el 221 de Baker Street.
Londres tiene un encanto especial. La lluvia, los parques, los edificios, los pubs… Buscando el equilibro y la perfección. No pensamos en los desperfectos, las obras en todas las calles y edificios por los inminentes Juegos Olímpicos ni el hecho de que tengan un monumento conmemorativo de cuando nos robaron vilmente el Peñón de Gibraltar, sino en la magia y la satisfacción que nos ha dado visitar sus calles y sus plazas, sus museos y sus monumentos, sus mercados y sus teatros, y por supuesto la bandera española está puesta en Trafalgar Square y la vuelta a la ciudad es segura, ¿cuándo? No lo sé, pero hay cosas que solo las dice el tiempo.

martes, 9 de agosto de 2011

Pistoletazo de Salida, por Loreto Herce


"Una reflexión sobre ti, o simplemente algo que muestre quien o cómo eres"
Con estas palabras mi amigo y compañero de esta aventura Juan Turmo resolvía mi duda acerca de que escribir en mi primera entrada de este blog; así que así lo voy a hacer.
Me llamo Loreto, tengo diecisiete años pero aunque parezca una tontería, últimamente cuando me preguntan por mi edad digo que tengo dieciocho, ya que estoy más cerca de la mayoría de edad, como he dicho una tontería sin importancia.
Hasta hace bien poco me consideraba una periodista en potencia, pero por incongruencias universitarias, y con esto estará de acuerdo mi compañero Juan, ahora mismo me dispongo a cursar Historia del Arte en la universidad de Zaragoza.
Me permito hacer un inciso para recomendar un articulo de Juan acerca de la universidad que ayuda a entender la situación por la que pasamos y pasaran muchos jóvenes.
Continuando con mi presentación hay que añadir algo que configura toda mi vida; el ballet. Es un tema acerca del cual espero poder hablar en algún momento, ya que no tan solo es un arte, sino una forma de vida, de ver el mundo e incluso una vía de escape.
Me gusta mucho leer y escuchar música, no soy de esas personas que se amarran a un estilo musical y no hay manera de sacarles de el, aunque si tengo grupos predilectos como Vetusta Morla y el eterno Freddy Mercury.
La lectura es un modo de evadirse y distraerse que, además sirve de algo; y con esto quiero decir que es preferible nutrirse con un buen libro que sentarse frente a la caja tonta. Aprovecho para recomendar uno: La vida sale al encuentro, de José Luís Martín Vigil.
Y, como al resto de jóvenes, me gusta salir por las noches dentro de los límites que nuestra "Huesqueta" nos pone. Y, como todos también, espero con ganas ese 9 de agosto a las doce del mediodía para vivir siete días de desenfreno.
Para terminar, dar las gracias a Juan, por darme la oportunidad de ejercer de "periodista de mentirijillas" al verse frustrada mi intención de serlo de verdad.

lunes, 8 de agosto de 2011

La fuerza de la palabra, por Juan Turmo

A veces pienso en como sería la vida si no existiera el don de la palabra. ¿Qué sería de la opinión pública? No haría falta la libertad de expresión porque nadie sabría expresarse, ni tampoco existirían los grandes oradores que buscan con sus párrafos y sus discursos la atención y devoción de un pueblo o varios, no tendríamos que preocuparnos de políticos ni marionetas y menos aún de marionetas políticas.
Por suerte si que existe ese don del que hablo, y si que es cierto que nos ha llevado a muchas cosas desagradables, dictadores, disputas políticas, malentendidos con finales desafortunados y más cosas horribles, pero también nos ha dado otras variantes que merecen la pena: los bellos versos de un poema, las cómicas intervenciones de una obra de teatro, los interesantes fragmentos de las novelas de aventuras, las cuidadas frases de una carta de amor o las opiniones de personas que quieren hacerse oír por encima de aquellos que pretenden controlar ese don que a todos se nos ha concedido y eclipsar a aquellos que intentan utilizarlo.
Escribir es una parte importante de mi vida, mi marca de personalidad, mi signo de seguridad y mi granito de arena a este mundo. Escribir sobre mis hobbies, de mis problemas o de mis inseguridades, compartir mis experiencias con el fin de que a alguien le sirvan para no cometer los mismos errores o simplemente servir de un buen rato de lectura.
El universo pide a veces que alguien grite, que alguien se haga oír y eso es lo que vamos a hacer, hacernos oír, llegar a todo el que nos quiera leer, a todo el que esté de acuerdo con nosotros y a todo aquel que disfrute con nuestras palabras.
Y así, con una reverencia virtual y una sonrisa cibernética :) arranca una etapa donde la palabra es la protagonista.