Últimamente estoy mucho más forofo de lo
que nunca he estado. Vuelve a interesarme el fútbol, el baloncesto y cualquier
cosa que me saque de todo. A pesar de todo soy consciente que no es más que una
lavada de cerebro para la mayoría del mundo pero total, es solo un rato, ¿no? Pensando
en estas cosas me ha surgido una reflexión:
Para los que no lo supierais ya, soy
colchonero. Mañana día 17 nos jugamos la liga en el Camp Nou y el próximo sábado
24 la Champions en el Da Luz contra el Madrid. Por primera vez en muchos años
los aficionados estamos en éxtasis absoluto, pero no es ésta la reflexión que
me surge.
Pensando en el partido de mañana, de cómo y
dónde voy a verlo, con quien lo celebraré o no lo celebraré me he dado cuenta
de cual es la batalla real de mañana.
Allí, dónde quiera que vayamos los seres
humanos después de esta vida, dos hombres se tomarán una cerveza juntos
mientras ven como sus legados compiten por un sueño. Dos hombres se reirán, discutirán,
reñirán y al final de todo simplemente disfrutarán gane quien gane porque eso
es lo que es el deporte y ellos concretamente fueron ambos ejemplos de
deportividad, lucha y triunfo.
Mañana el Barça y el Atlético se juegan la
liga. Mañana dos aficiones enteras rezarán a San Luis y a San Tito para que
lleven en volandas a sus respectivos equipos, porque este partido, será de casi
cuestión de fe, o mejor dicho, cuestión de qué recuerdo tiene más fuerza cuando
el balón comience a rodar.
Pase lo que pase mañana irá por ellos.
Mañana irá por Luis. Mañana ira por Tito.