lunes, 8 de octubre de 2012

Sobre Dios y otras supersticiones, por Juan Turmo


“¿Porqué me has abandonado? Oh, deidad de cuya existencia dudo!!”
Con esta frase de Sheldon Cooper abro esta reflexión que no es sino una simple opinión de una forma de ver el mundo por parte de grupos sociales.
¿Qué es Dios?
Muchas personas han intentado resolver esta pregunta de maneras muy distintas.
En primer lugar, la primera aparición de la figura de Dios surge de una novela, de ficción o de hechos reales, eso dependiendo de las creencias de cada uno, pero una novela al fin y al cabo, eso si, una de las mejores novelas de la historia. Por otro lado, el concepto de Dios tal y como nosotros lo conocemos se remonta a las primeras especies de homínidos allá por la prehistoria.
Historicamente, un Dios no es sino una creación del hombre para sentirse protegido, tener algo o alguien (dependiendo de las culturas) que vigila sus movimientos y les impide hacer algo que luego pueden lamentar. De la misma manera, las supersticiones son un objeto o un rito que llevamos o nos inventamos nosotros mismos para que todo salga de la manera que nosotros queremos.
En un origen, los dioses eran elementos de la naturaleza, cosas que el ser humano no podía explicar y las atribuía a un poder sobrenatural que rige por encima de cualquier vida humana.
Para saltarnos la clase de historia larga y pesada voy a intentar resumir, esa creencia en los dioses todopoderosos que explicaban todo lo que ocurría se fue desvaneciendo a medida que la ciencia avanzaba. Hubo que buscarles otras funciones y siguiendo el modelo del Dios misericordioso y omnipotente de los judios surgieron… ya sabéis todo lo que surgió.
Donde yo quiero ir a parar es que en los seres humanos hay algo que nos impulsa a necesitar creer en algo, da igual el que. Un ejemplo muy claro es lo atea convencida que es mucha gente y el día 10 de agosto se planta en la plaza de San Lorenzo como un clavo a ver a los danzantes y al santo, se emociona cuando sale la procesión y le lleva flores el día 15 (pongo este ejemplo como oscense que soy, pero trasladadlo a cualquier santo patrón vuestro propio pueblo). Vale, diréis que es normal, es una tradición de la ciudad. Claro que lo es pero ¿porqué lo es? ¿Sabe todo el mundo quién fue este señor, lo que hizo, o porqué se le venera como se le venera?
La guerra entre religiones y creencias lleva librándose desde tiempos inmemoriales, aunque lo peor es que hasta dentro de la misma religión hay conflictos que se saldan de maneras que a nadie le gusta recordar.
¿Qué más da que alguien venere a Dios, Alá, Yavhé, Jehová, una gran albondiga boloñesa, una panda de duendecillos traviesos coqueteando con unas hermosas hadas o a la mismísima luna? Dios existe, claro que existe, pero dentro de cada uno Dios tiene miles de maneras distintas de materializarse y manifestarse, nosotros creamos nuestros propios Dioses y nosotros mismos debemos contestar a nuestras plegarias.
“Siempre he pensado que la mejor forma de conocer a Dios es amando muchas cosas”- Vincent Van Gogh
A lo mejor esta reflexión ofende a alguien y os aseguro que no es mi intención. A veces erramos, pero hablar y hacerse oír es gratis. Cualquier opinión debería ser tan válida como otra.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Rugby Philosophy, por Juan Turmo


El Rugby no es solo un deporte. Es una filosofía, una religión, una forma de vida, un sueño. Implica disciplina, cooperación, amistad, lealtad, confianza y unos valores que no sirven solo para salir al campo y soportar los golpes de los rivales, sino para salir a la calle y soportar los golpes de la vida.
Hay gente que piensa que el rugby es solo un deporte donde unos cuantos hooligans se dan de leches hasta que se para el crono. Nada más lejos de la realidad. El rugby es un juego que implica respeto por encima de todo, hacia el árbitro, el entrenador, los rivales, los compañeros. Todo es respeto.
Hay un dicho que reza, el fútbol es un deporte de Caballeros jugado por Hooligans, en cambio el rugby es un deporte de Hooligans jugado por Caballeros.
Entrar en el mundo del rugby no es simplemente entrar a ver que es esto, quedar los fines de semana a jugar con los amigos o irte a cervecear porque si. Entrar en el mundo del rugby implica compromiso y seriedad, la amistad y la confianza son las bases del éxito de cualquier cosa que una persona se proponga en la vida y eso incluyes cultivarla fuera de la cancha.
El tercer tiempo no solo sirve para beber y divertirse, sirve para festejar una victoria o ahogar las penas de la derrota como un colectivo unido y compacto, listo para cualquier adversidad.
Como en la vida, en el rugby sufres muchos golpes, unos soportables, otros inhumanos, pero siempre hay que mirar arriba con la cabeza bien alta y levantarse del suelo las veces que haga falta.
Individualmente supone un reto personal, cambiar tu forma de ver las cosas, necesitas ser Ambicioso desde luego, pero también tienes que saber adaptarte a los demás, aportar tu ingenio, tus ganas de luchar, tu fe en lo que haces, en el equipo y en ti mismo, ser sincero contigo mismo y con todos, honestidad, integridad, paciencia y confiabilidad. Esto es lo que hace a un buen jugador, un buen deportista y una buena persona.
El Rugby necesita un equipo, una piña y esa piña se forma desde la base, desde los pilares básicos de todo grupo: Laboriosidad, Amistad, Lealtad, Cooperación y Entusiasmo. Pero aparte tambien se necesita la destreza, el propósito, la iniciativa, el espíritu, la confianza y la competitividad. Son muchos conceptos a tener en cuenta, pero son el camino hacia un lugar en algún sitio.
Muchas son las tradiciones que rodean al Rugby: Los equipos Maoríes y sus Hakas son un ejemplo de tradición y superstición pero no dejan de ser uno de los momentos más bellos de este deporte. También recordar lo que hicieron los Springboks sudafricanos para acabar con el Aparheid que asolaba su país, o como el torneo más antiguo se remonta a los años 80 del siglo XIX cuando Inglaterra y Escocia jugaron su primera Copa Calcuta.
Ahora nos toca decidir que hacer con esta oportunidad que se nos ha dado en estos tiempos dificiles. Una oportunidad de formar un grupo, una asociación, una piña que rebose confianza, amistad, lealtad y ganas de pasarlo bien. Con ganas de defender sus colores y de morir por ellos (como reza la Haka de los All Blacks) unos colores que pueden representar todo lo que su portador quiera infundirles.
Juguemos a Rugby caballeros.
Kia Kaha

miércoles, 8 de agosto de 2012

Aires de fiesta, por Juan Turmo


Aroma a albahaca en el ambiente. La gente se echa a la calle para apuntillar los últimos preparativos. Las camisetas multicolores dan vida a la ciudad que está al umbral de el evento más esperado del año. En casa la ropa blanca preparada, las pañoletas verdes colgando del tendedor y las horas de sueño preparadas para dar la vuelta a la costumbre.
La fiesta ya se respira por todos lados. La televisión ultima sus lugares de grabación, la radio se prepara para emitir por toda la comarca y los periódicos ya han hecho correr ríos de tinta con la llegada de está semana tan importante en el corazón de los oscenses. Las peñas echan fuego en sus casetas apuntandose los socios nuevos de última hora que se acumulan en colas enormes en los porches.
San Lorenzo. Mártir cristiano y patrón de la ciudad que lo vio nacer. Este año y como todos los años volverá a pasear por las calles de la ciudad haciendo llorar a sus emocionados ciudadanos, los danzantes volverán a bailar frente a la basílica del santo la mañana del 10 de agosto, mairalesas, peñas, corridas de toros, los míticos chiringuitos, las carreras de burros al punto mañana y las sueltas de vaquillas antes del almuerzo.
9 de agosto. 12:00 de la mañana. Del balcón central del ayuntamiento de la ciudad sale un cohete que al estallar da comienzo a 7 días de desenfreno, fiesta y felicidad. Cientos de gargantas gritan eufóricas mientras el vino vuela por la plaza manchando ese blanco en púrpura y rasgando las húmedas camisetas de los jóvenes congregados en la plaza de la catedral. La banda de música empieza a tocar la “Danza de las Espadas”, himno de San Lorenzo por excelencia. Huevos voladores, sombreros hechos de corteza de sandía y sacos de harina que revientan en las cabezas de los allí presentes. Los bomberos usan sus mangueras para remojar a los peñistas que juegan con enormes balones hinchables. La fiesta ha empezado.
Música en las calles, los niños echando petardos, globos enormes que vuelan hacia la estratosfera, las ferias, los conciertos y las lágrimas de San Lorenzo que caen todos los años del cielo en forma de estrellas fugaces.
Hasta dentro de 7 amaneceres. ¡Viva la fiesta! ¡Viva Huesca! ¡¡VIVA SAN LORENZO!!

martes, 17 de julio de 2012

¡Qué se jodan!, por Juan Turmo


Llevo un rato pensando en como empezar a decir todo lo que tengo que decir y realmente lo difícil es por donde empezar. Acabo de venir de una cacerolada de protesta por el chaparrón de lluvia ácida que está desolando este país. A la hora de leer el manifiesto nos han propuesto que lo escribieramos entre todos. ¿Cómo se puede hacer eso?
Estoy seguro de que todos tenemos mucho que decir y cada uno de manera distinta. Cuando he visto la posibilidad de acercarme al papel, coger el rotulador y empezar a escribir, me he visto incapaz de poner solo las ideas principales, porque no hay ideas principales, lo están jodiendo todo en general.
Algunos estábamos expectantes de saber como nos sacaban de la crisis en la que estamos metidos, pero parece que a este paso vamos a volver a la sociedad de clases del absolutismo. Hace unos meses en otro artículo hable de que esto tenía que ser nuestro mayo del 68, pero ahora parece que la única solución para que dejen de hacer gilipolleces es la revolución. ¿Eso quieren? Yo desde luego no pero a este paso no va a quedar más remedio.
Recuerdo cuando en campaña juraron y perjuraron que no iban a tocar la cultura, pero claro, su cultura no la han tocado, a ver quien se atreve a quitar el fútbol y los toros, eso sí, vamos a joder a los actores, a los trabajadores de los museos, a toda la industria del cine y vamos a hacer que el público deje de requerir sus productos que ya de por si son cada vez más costosos y mas duros de sacar adelante.
Los teatros van a tener que cerrar, los cines van a tener que cerrar, las galerias de arte van a tener que cerrar y vamos a acabar todos analfabetos perdidos porque la marioneta que tenemos de Presidente solo sabe leer el Marca y encima lo hace público.
Como no hay dinero exprimamos a los pobres. Esa es la consigna del gobierno en los ultimos meses. ¿Que no hay dinero? Pues a seguir ampliando la cuota de paro, ¿qué sigue sin haber dinero? pues quitamos las becas y que los que no puedan pagarse los estudios que busquen ese trabajo que no hay y así ampliamos más el paro, ¿qué seguimos sin tener un duro? Pues ampliemos el IVA y que lo paguen con el día a día, ¿y el puñetero dinero sigue sin existir? Pues hay que pedir más a los ciudadanos para sanear la banca, ¿qué los bolsillos siguen vacíos? Pues ¿sabe que le digo? Que se vaya a tomar por el culo, porque ¿qué será lo siguiente? ¿la seguridad social? Pues me reiré yo de la tasa de mortalidad, que esa es otra, a ver quien es el guapo que se muere a partir del 1 de Septiembre.
Fuera se nos ríen, en Europa se nos ríen, en el mundo entero se desternillan de nosotros y no estoy hablando precisamente de los uniformes de la expedición olímpica en Londres, sino de cómo en periódicos como el New York Times hablan de cómo España recorre la autopista hacia el abismo sin intentar salir de ella y en los medios británicos ni siquiera hablan de nosotros como hacen con los griegos que están tan a la orden del día como los horribles acontecimientos que siguen ocurriendo en Oriente Proximo.
Vivimos sometidos por un gobierno que toca una sinfonía bajo la batuta del cuarto Reich, mientras otros paises como Reino Unido nos cierran las fronteras para evitar la emigración, y lo peor de todo es que vivimos gobernados por una panda de sinvergüenzas que encima de hundirnos en el fango para que nos ahoguemos nos insultan y nos empujan para que muramos antes.
Hace unos siglos corrieron ríos de sangre por las calles de Londres contra un gobierno tiránico, décadas más tarde ocurrió en París y ahora corren ríos de tinta por todo el territorio español y europeo gracias a aquellos que ya han tenido la suerte de escapar a esta pesadilla en la que nos tienen sumidos.
Me viene a la mente la leyenda medieval de Robin Hood, aquel arquero forajido que robaba a los ricos para darselo a los pobres; héroes de la talla de Guy Fawkes, convertido en mártir por intentar liberar al pueblo; o historias como la de Los Miserables de Victor Hugo, que nos recuerdan que la libertad es un derecho humano que todos debemos tener, y que recortar a los más débiles no hará sino debilitar a los más fuertes hasta que los débiles sean más fuertes y ocurra algo.
Lo que están haciendo atenta contra la Declaración de los Derechos Humanos y la Constitución Española, estamos en la obligación de luchar por nuestro futuro, de pelear por los intereses de toda una generación que está creciendo en medio de una injusticia social y una absoluta dejadez por parte de las autoridades. Ni siquiera el éxito en la Eurocopa o los inminentes Juegos Olímpicos han tenido ni van a tener suficiente repercusión en un país dividido por las clases sociales.
Los ricos cada día son más ricos, los pobres cada día son más pobres y sueño que algún día esto volverá a ser un mundo de igualdad, un mundo donde ir una semana de vacaciones no signifique renunciar a estudiar la carrera, donde otros países no nos cierren sus puertas, un mundo donde no haga falta un Robin Hood que salve a los trabajadores y donde no estemos gobernados por un Pinocho dominado por un grupo de gente que juega con este país como si jugara con un juego de mesa donde si pierdes todo dá igual.
Señoras, señores, mayores y jovenes, estudiantes, niños, los pocos que me leéis, luchemos por el futuro, por nuestras vidas y por nuestra libertad.

lunes, 21 de mayo de 2012

Reloj de Arena, por Loreto Herce

¿Cuánto tiempo hace que no escribía? Por lo menos un año. Y es debido a la falta de tiempo. El tiempo es la magnitud física con la que medimos la duración o separación de acontecimientos.
En mi opinión el tiempo esta infravalorado, y vamos tomando conciencia de su importancia según transcurren los años, que paradójicamente son periodos de tiempo. 
La expresión "El tiempo es oro" no es comprendida por un niño, ya que para él, el tiempo, o es mas que algo abstracto, el pasar de las horas que esta aprendiendo en el cole. Es la hora de levantarse, de comer, de jugar, de merendar, de dormir… pero no tiene un valor comparable al oro. Sin embargo, y creo que es así, empiezas a tomar conciencia de este elemento cuando maduras. Es entonces cuando mides y organizas el tiempo antes de un examen, el tiempo que queda para algo importante, la duración de los buenos y los malos momentos que, casualmente suele ser inversamente proporcional a lo que queremos. 
Los buenos momentos suelen ser efímeros. De una manera u otra no eres consciente y pierdes la noción del tiempo cuando la acción que se esta llevando a cabo es placentera, lo que no ocurre cuando esta es aburrida, sosa o temida. Y bien cierto es que, y a quien no, me encantaría entrar en una tienda y decir: 
- Por favor, póngame cuatro horas.
Porque verdaderamente, a mi me faltan horas en el día. Y a partir de aquí puedo hablar de la de tiempo que perdemos a lo largo del día, de la semana, del mes… y si al final de nuestra vida hiciésemos un recuento de todo el tiempo que perdemos podríamos vivir unos cuantos años más. Pero esto no puede ser, porque si hay una cosa en este mundo que estoy segura que no se puede recuperar es el tiempo. 
Es por esto que debemos dejar de hacerlo, no quiere decir que los malos momentos sean una perdida de tiempo, ya que de estos se aprende, y mucho, incluso tengo la osadía de decir que más que de los buenos. Hay que aprovechar cada segundo de tu vida, porque ese segundo que acabas de gastar no lo volverás a recuperar. Incluso tú, leyendo estas líneas has agotado unos cuantos segundos de tu vida, que espero, hayan servido de algo.

"¿Esclaviud? No, gracias", por Juan Turmo


Muchas cosas han pasado desde la última vez que escribí. El mundo entero está cambiando mientras lo vemos pasar delante de nuestras narices, casi sin poder hacer nada al respecto.
Yo me encamino hacia el final de mi primer año como universitario y como todo estudiante ahora estoy en un periodo de reflexión y lucha contra el sistema que quiere devolver a los pobres a la esclavitud y la hambruna del Antiguo Régimen, sin dinero no tienes derecho a estudiar, así ira luego el país.
A veces pienso en si realmente la cosas va a tener que llegar como en Los Miserables hasta las barricadas y en lo que pasaría con el mundo entero si eso llegara a ocurrir. España tendría su mayo del 68 respaldada por el año de protestas continuas del movimiento 15M. Las camisetas verdes inundan la Universidad y los centros de enseñanza pública, las manifestaciones son cada vez más frecuentes al igual que las huelgas. La cultura y la educación pública copan portadas en la prensa y son las dianas de este nuevo deporte olímpico llamado “El Recorte”.
Se que prometí no hablar de política y que ya he roto esa promesa con anterioridad, pero tal y como está el mundo hoy en día no se puede hablar de otra cosa.
¿Por qué es tan caro vivir cuando no hay de dónde sacar nada? ¿Porqué no podemos empezar de cero sin más? Crear un nuevo sistema en el que todos podamos hacer lo mismo, volver al trueque de los prehistoricos que cambiaban la caza de uno o la pesca del otro por un trozo de piel para cubrirse.
¿Por qué cuesta dinero el conocimiento? Los pobres por muy inteligentes que sean van a tener que aprender a joderse y trabajar como burros analfabetos ¿a eso quieren que llegemos? Pues gracias pero que detengan el mundo que yo me bajo.
Todos tenemos derecho a ser humanos y a ser ricos en lo que queramos y no hay mayor riqueza que la del conocimiento y la del saber aprovechar las oportunidades que nos da la vida ¿y si no nos llegan oportunidades? Habrá que luchar contra aquellos que no nos dejan avanzar porque como dice la cancion de Los Miserables, cuando el pueblo canta la canción de la libertad nadie la puede detener porque la esclavitud no es una opción y lucharemos por un mañana libre en el que salga el sol para todos por igual y desaparezcan las nubes de la desolación y la pobreza.

jueves, 19 de abril de 2012

¿Qué es la literatura más que un intento, muchas veces fallido, de inmortalidad?, por Ana Ordás

     La decisión está tomada.
     Todo resulta confuso, un hedor putrefacto emana de la calle, me cuesta recordar nada, cada sonido se me clava en la cabeza, el frío viento se hace escuchar, penetrando escandaloso entre las  bisagras de la ventana, calando a lo más hondo y produciéndome violentas convulsiones.
     La habitación es pequeña, de un blanco amarillento, decorada por grandes humedades y un suelo ya abombado por el agua; el mobiliario es escaso: una cama de muelles que parece tener demasiados años, un armario y una mesilla ambos trabajados en pino, sobre la mesilla, un blog de notas y un bolígrafo de propaganda me sitúan en el Hostal Puente.
     Entre mis sudorosas manos, hallo un papel, observo con precaución el trazo de la letra: de una belleza inigualable, estilizada, así como redondeada, me transmite decisión y fragilidad.
     Tras un leve titubeo comienzo a leer para mis adentros:
          “Mi pequeña niña:
     Renuncias a todo por un periodo  finito e indeterminado de tiempo con relativa claridad mental en el que serás gobernada por sentimientos incoherentes e inconclusos, inhibidores de la razón, capaces de destruir todo tu mundo…, créeme,  intento entenderte, pero mis reflexiones no hacen más que alejarme de las tuyas, tu pasión por ese lugar… carece de sentido.
     Cuídate mi pequeño Ángel  “
     Un nudo amargo presiona mi garganta y comienza a deshacerse lentamente en pequeñas gotas translucida que se deslizan incesantes por mi rostro. Abrazo el escrito y rompo a llorar con más fuerza, acaban de llegar los sentimientos, el juego ha comenzado.
     Apoyo el papel en la mesilla y escribo temblorosamente: “Padre, su Ángel ya es humano, gracias por todo.”

………………
     Ha pasado mucho tiempo desde aquella fría mañana en la que desperté en el Hostal, podría decirse que toda una vida. Desde entonces he conocido el amor y el desamor, la amistad y la enemistad, el cariño y el desprecio, la felicidad y la infelicidad, mi mundo se ha hundido en la desesperación y ha resurgido de la esperanza. He conocido a la vergüenza, he lidiado con la muerte, he sentido al miedo, he paseado con el egoísmo y me han envenenado los vicios. He visto, sentido y creído en todo y en nada al mismo tiempo.
     Sin embargo, aun no he tenido el placer de conocer al más famoso e importante, al individuo más nombrado, esperado y temido, al señor tiempo. Todos hablan de él, algunos aseguran que lo cura todo, otros muchos dicen que corre demasiado, otros tantos necesitan ocuparlo, los más sabedores destacan su pulcritud y exactitud y los menos mueren por que pase rápido, todos hablan de él como si lo conocieran y como si de un viejo amigo se tratará lo envuelven en las más banales o exquisitas conversaciones. Y yo, estúpida de mi, sigo sin verlo, sin saber de él más allá de que sus caricias están envenenadas que su rostro permanece invisible y que tan solo nos deja ver el presente, quitándonoslo a cada paso.
     Realmente, los que dicen saber más, mienten, no conozco ninguna inmortalidad otorgada por la juventud y aun me queda por ver al anciano cuyos años le nieguen poder vivir un día más.
     Se dice que han transcurrido casi setenta años, yo me permito la licencia de no creerlo, es demasiado tiempo. Camino con dificultad, ayudada por un bastón y siguiendo con mi rutina diaria me descalzo besando la fotografía de mi difunto marido que reposa sobre la cómoda del recibidor.
     Algo me dice que hoy es diferente, me dirijo al sillón de la sala y observo como todo sigue igual a excepción de la carta pulcra que reposa en la mesita.
     Me siento, tomo aire y comienzo a leer la palabra del remite “Cielo” con un trazo sublime, la misma caligrafía que aquella carta que cada día me cuesta más leer, esta vez, con un ligero matiz a decepción.
     Abro el sobre con sumo cuidado, como si temiera verla desaparecer, o en su defecto, me fuera a hacer desaparecer a mí, comienzo la lectura:
         “Hija mía:
     Ojala supiera por dónde empezar, pero soy incapaz, incapaz de ver más allá de la decepción, el fracaso o la deshonra. Temía las dificultades por las que tuvieras que pasar, pero siempre creí que un ángel entre humanos resaltaría sobre el resto, haría algo distinto, llamativo, que pasaría a la historia haciendo algo contra el hambre, la injusticia o el dolor, pero no, allí estas, acompañada de tu rutina, tus pequeños logros y tus grandes y recurrentes equívocos, pasando inadvertida.
     Apenas te quedan días en ese lugar y ninguna misericordia ni justicia será capaz de devolverte tus alas, lo siento de veras, perdiste tu oportunidad al querer ser humana.”
     Con rostro inexpresivo  le doy la vuelta al pergamino, cojo un bolígrafo y escribo al dorso:
         “Padre:
     Me resisto a pedir perdón y si me permites un consejo, no subestimes a nadie si careces de información suficiente y créeme, nunca es suficiente, no basta con ver y opinar, es mucho más complejo, somos mucho más complejos.
     Mis pequeños logros son mi esfuerzo diario, mis ganas y mi voluntad y mis grandes errores no son otra cosa que mi pasado, mi presente y mi futuro de ellos aprendo, son mis intentos por mejorar y son prueba de mi lucha y mi perseverancia, ellos son los que me hacen más fuerte, más luchadora y más humana.
     Y perdona Padre, pero, no eres más que un burdo cobarde amparado por tu condición, libre de deberes e incapaz de ver más allá de tu mundo, nadie dibuja su vida ante un lienzo en blanco a disposición de todo tipo de materiales, cada uno tenemos una roída hoja rallada, pintada y/o mojada y de ella sacamos nuestro propio lienzo con los escasos materiales que nos ofrece la vida.
     Gracias y hasta pronto Padre (nos volveremos a ver)”
     Respiro profundamente, doblo la carta, esta vez en forma de avión, grapando junto a ella la primera carta y las arrojo por la ventana, esperanzada en que las cartas encuentre cobijo en las manos de algún humano, que, incapaz de profundizar en la complejidad de las mismas sea capaz de adquirir una enseñanza, quizás basada en la importancia de “ser bueno”,  o quizás piense en continuar las cartas creando una bella historia, o quizás le sirva como consuelo a sus malas acciones, o por qué no, encuentre en ellas la fortuna de ser humano y valore su vida de un modo distinto; para luego transmitir su contenido a próximas generaciones dispuestas a saber de su contenido, o quizás, en el peor de los casos, se pierda para morir en el baúl de los cuentos olvidados incapaz de hacerse notar entre tantos otros, ahogado en todas esas palabras escritas desde la ignorancia, el amor,  la esperanza, la rabia…, cada una de ellas ansiosa por tener su momento, por permanecer intacta, inmune al señor tiempo,  pero al final, ¿qué es la literatura más que un intento, muchas veces fallido, de inmortalidad?

martes, 14 de febrero de 2012

No cabe el silencio, por Juan Turmo


Sé que juré que no iba a hablar de política, pero no sería un ser humano si no rompiera las normas aunque sean las mias propias.
Tal y como está el panorama nos es difícil suponer que la caída aún no ha terminado y que el suelo está tan lejos que ni lo vemos. Ahora mismo estamos con la mierda al cuello y no hay salida de este largo tunel que cada vez huele peor.
El Gran Wyoming cantaba el otro día que había que resistir al nuevo gobierno, ese gobierno que había prometido sacarnos de una crisis que sigue en aumento, ese gobierno que ya no tiene a quien echarle las culpas de todos los pasos en falso de este país. Lo cierto es que aunque en algún momento se nos pasara por la cabeza la idea de que ya nada podía salir peor, estábamos equivocados.
Alemania definitivamente ha comprado el país, y la economía parece hundirse mas aún en el fango, pero yo no se de economía así que eso se lo dejo a un profesional que si conoce los entresijos y las mierdas del sistema, eso si, no hace falta añadir más.

De Vergüenza (“Shame!!”) califica BBC News la condena al juez Baltasar Garzón mientras desde el New York Times funden a la justicia española con un editorial lapidario. Pero no ha sido lo único que ha hecho el Tribunal Supremo en los ultimos meses, con el caso de Marta del Castillo se lucieron, el veredicto a Camps es indignante y sin palabras del caso del Chorizo Real, pero lo peor, lo que acaba de hundir y hundirá más aún  a este país, es el duro mazazo que ha recibido la cultura española con el último decreto.
Lo de la economía estaba cantado, lo de la justicia es duro de de una manera o de otra nos lo podíamos haber imaginado, pero ¿por qué coño hunden la cultura? ¿Qué hemos hecho para merecer esto?
Para quien no lo sepa, todos los profesionales del arte escénico (actores, músicos y bailarines) ya no son licenciados ni diplomados ni graduados ni nada de nada, pero no solo los que estudian ahora no saldrán con título, sino que todos los que ya lo tenían han pasado a no tener nada en su curriculum mas que unos estudios que solo tienen algo de validez dentro de nuestras fronteras. ¿Por qué será? ¿Acaso necesitan retener a la gente aquí? ¿Por qué les cortan las alas a los que tienen voz? ¿O es que son simples ganas de autodestruírse?
De todas formas para lo único para lo que merece la pena últimamente el denominarse español es por el deporte, y lo de los guiñoles franceses también es para tocarse un rato las narices, ¿por qué estan todos tan indignados? Nosotros llamabamos a Van Gal cabeza ladrillo y nos reíamos de mogollón de cosas y nadie dijo nunca nada.
En fin, no se que pretenden hacer con nosotros, pero cada vez tengo más claro que los Mayas no se referían a las tormentas solares cuando hablaban del fin del mundo.

domingo, 5 de febrero de 2012

¿QUÉ SIGNIFICADO TIENE CUMPLIR 18 AÑOS? por Ana Ordás

   Abrir los ojos al mundo, y sentir, por primera vez, que te haces mayor, que tu mundo paralelo ya no está, que la infancia se ha esfumado, dejando tras su paso un torrente de recuerdos inconclusos que tan siquiera puedes recordar con claridad, ensombrecidos bajo frases sin sentido, cuyo significado se reduce a desprestigiar esos años, en los que tu supuesta inmadurez no perfilaba correctamente la realidad, eras niño y, por tanto, tus recuerdos no son reales al cien por cien, ahora, sin embargo, todo es distinto, tu edad te respalda, aunque su ínfimo valor no vaya más allá de una cuestión legal.

   Pero nunca creas nada de lo que te digan, porque,  pese a todo, dudo volver a vivir una etapa tan real, dudo volver algún día a vivir en un mundo, paralelo o no, en el que todo tenga explicación, en el cual hasta lo ilógico se puede asimilar, donde no hay motivos para desconfiar, en un mundo donde la justicia se resuelve en sillitas de pensar, donde los castigos se cumplen sin demandas, abogados ni jueces,  donde la bondad abunda y un abrazo perdona todas las riñas, donde el miedo no existe más lejos de la oscuridad o los malos de Disney,  donde se muestra antes el corazón que el aspecto, donde el gordito, lo es sin necesidad de etiquetarlo de perezoso o fracasado, donde la rubia tan solo tiene su pelo amarillo y donde el negrito no despierta pensamientos racistas.

   Y sales de ese mundo poco a poco, mientras descubres como es el mundo de verdad , que tu mundo está desapareciendo para no volver a mostrarse nunca, para volver a él como guardián, pero nunca más como antes, jamás te dirán que la vida es una carrera en la que no se gana, donde te enseñan a ser capitalista, te exigen ser el más listo, guapo, simpático, bueno…  y sin instrucciones para ello, una simple referencia de personas que han alcanzado el éxito desde la malicia, la ambición, la mentira, la ausencia de escrúpulos, o la más absoluta simplicidad mental.

   Pero tranquilo, el objetivo final es mantenerte controlado, evitar que destaques con la nota de color que desmantele el mundo gris, debes  ser idiota, lo suficientemente idiota coma para seguir a la multitud y perderte con el resto, lo suficiente como para no desmantelar esta gran mentira a la que llamamos sociedad donde la escala de valores parece perderse o cuanto menos confundirse con los llamados pecados capitales.

   Este nuevo mundo al que acabas de llegar sin quererlo, este lugar en el que te encuentras que, sin dejar de ser igual, parece tan distinto al de antes,  este mundo al que perteneces pero que nunca te han pedido permiso para formar parte de él. Y poco a poco descubro este mundo en el que mi maquillada mirada empieza a tener valor, tiene fuerza y ganas y ni tan siquiera es capaz de mirar de frente al mundo y gritar lo que quiere, tan solo puede envenenar los ojos del que mira con deseo a la juventud, tan solo una mirada más que se pierde en el recuerdo de las miradas que nos envuelven, tan solo una mirada también envenenada por el tiempo a la que se le irán muchas cosas, a la que la luz terminará por abandonarla también a su merced, otra vez sin preguntar.

   Pero, es una mirada que ahora va de frente a la que, por el momento no le puedes decir que es posible y que no, para la que de momento lo imposible no existe.

   Entonces, ¿quién me dice lo que no puedo hacer? Porque, ahora puedo hacer lo que quiera, esa es la clase de filosofía estúpida que reina entre la juventud, ¿no?, pero, debo seguir arrastrando responsabilidades y deberes. Entonces, ¿Dónde está esa ansiada libertad que tantos jóvenes esperan en su decimo octavo cumpleaños? Quizás sea el alivio de poder comprar tanto alcohol como para hacer entrar en huelga al mayor número de órganos posibles, quizás sea la libertad que ofrece para perforar o pintar tu cuerpo, como si su transformación te eximiera de crecer, te anclara a la adolescencia o,  incluso el excesivo radicalismo político, como si en escasos dieciocho años fuera posible descubrir un partido que con tu voto, solucione todos los problemas, o la estúpida ilusión que me invade al pensar que siendo donante cambiaré algo en mi o en la persona que necesite mi médula o mi sangre, o  en la estúpida ilusión de probar el sabor de la adrenalina en mi cuerpo . ¿Y quién se atreve a mantenerme intacta como si no necesitara tropezar? Dudando de mi criterio, como si no fuera capaz de hacer bien las cosas, como si no las pudiera y tuviera que  hacer mal para luego aprender de ellas. ¿Quién marca las pautas que diferencian  una patología de la normalidad? Alguien alguna vez encerró al enfermo psiquiátrico sin replantearse qué su patología no es más que una secuela que le ha dejado la sociedad, seguramente por poseer una inteligencia superior al resto, seguramente por escapar de las redes de esta gran mentira y, sin embargo está etiquetado de loco o enfermo.   Y, ¿Por qué cuanto más “maduro” es mi cerebro más surrealista y sin sentido me parece todo?  Cada día es todo más grande, cada día soy más insignificante, cada vez se me ve menos , cada día tengo más miedo y ganas de que sea mañana, cada día creo más en mis normas, mis criterios y mis cuadriculas, dejar de pensar en eso supondría afrontar algo que no entiendo, y de momento no sé hacerlo. Por ejemplo, no comprendo por qué seguimos tolerando un mundo en el que nos destruyen sus prototipos, sus drogas, su hambre, sus anuncios o sus ideales,  ¿Qué mente inteligente acepta el alcohol como se acepta actualmente, quién se droga, fuma o trafica? Y sin embargo quien osa contrariarlo, privándolo de la libertad que sus dieciocho años le otorgaron al fumador, para oscurecer sus pulmones,  al bebedor  para experimentar la diálisis o incluso al obeso que acumula cada vez más tejido adiposo en sus órganos y sus arterias comprando papeletas para una enfermedad cardiovascular.
De momento, y hasta que asimile o comprenda lo que significa tener dieciocho años apostaré por las sonrisas, la música que me regala los oídos, por el arte escondido en una coreografía,  buscaré las mentiras tan solo en los libros, mis objetivos serán tan posibles como yo quiera, guardaré mis ideas bajo llave y mi búsqueda de la verdad se centrará en la segunda estrella a la derecha y todo recto al amanece, donde, según dicen se encuentra esa eterna infancia, donde, según dicen creeremos que existe Nunca jamás.

lunes, 30 de enero de 2012

Pájara, por Juan Turmo


Hace tiempo que no me salen las palabras de donde quiera que sea de donde tengan que salir. Es normal, hasta los más grandes tienen lagunas y siendo un escritor amateur y malo (para que vamos a engañarnos) lo normal es tenerlas. El caso es que pasa más de mes y medio de blanco total y parte de mi se encuentra herida en algún rincón de mi alma buscando una manera de sacar todo lo que me gustaría decir.
Me gustaría pensar que si no escribo es porque el tiempo no me acompaña y tengo demasiadas cosas que hacer como para sentarme un rato frente al ordenador y ponerme a teclear durante unos míseros diez minutos. Pero no es así. Si de verdad estás inspirado las palabras fluyen y siempre hay tiempo para hacerte oír.
Puede que otra de las razónes de que por mi corazón haya dejado de fluír tinta sea que mi musa, el ángel de mi inspiración se encuentre lejos, oculta en mis más hermosos sueños y en mis recuerdos que cada vez parecen más lejanos.
A veces pienso, será por tener que estudiar, que me quita todo el tiempo del mundo, pero tampoco es verdad porque no hay manera más sana de estudiar que ir descansando de rato en rato para ir asimilando lo que vas aprendiendo.
Realmente, sinceramente, no tengo ni puñetera idea de porque me llegan estas pájaras, aunque como he dicho, a todos les puede llegar en un momento dado un periodo de blanco mental que deje los dedos totalmente bloqueados frente al teclado.
Una cosa si que podemos sacar en claro de este asunto. Si alguna vez os llega una pájara que os impide escribir, escribid sobre la pájara y asunto finiquitado :).