lunes, 8 de agosto de 2011

La fuerza de la palabra, por Juan Turmo

A veces pienso en como sería la vida si no existiera el don de la palabra. ¿Qué sería de la opinión pública? No haría falta la libertad de expresión porque nadie sabría expresarse, ni tampoco existirían los grandes oradores que buscan con sus párrafos y sus discursos la atención y devoción de un pueblo o varios, no tendríamos que preocuparnos de políticos ni marionetas y menos aún de marionetas políticas.
Por suerte si que existe ese don del que hablo, y si que es cierto que nos ha llevado a muchas cosas desagradables, dictadores, disputas políticas, malentendidos con finales desafortunados y más cosas horribles, pero también nos ha dado otras variantes que merecen la pena: los bellos versos de un poema, las cómicas intervenciones de una obra de teatro, los interesantes fragmentos de las novelas de aventuras, las cuidadas frases de una carta de amor o las opiniones de personas que quieren hacerse oír por encima de aquellos que pretenden controlar ese don que a todos se nos ha concedido y eclipsar a aquellos que intentan utilizarlo.
Escribir es una parte importante de mi vida, mi marca de personalidad, mi signo de seguridad y mi granito de arena a este mundo. Escribir sobre mis hobbies, de mis problemas o de mis inseguridades, compartir mis experiencias con el fin de que a alguien le sirvan para no cometer los mismos errores o simplemente servir de un buen rato de lectura.
El universo pide a veces que alguien grite, que alguien se haga oír y eso es lo que vamos a hacer, hacernos oír, llegar a todo el que nos quiera leer, a todo el que esté de acuerdo con nosotros y a todo aquel que disfrute con nuestras palabras.
Y así, con una reverencia virtual y una sonrisa cibernética :) arranca una etapa donde la palabra es la protagonista.

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